Para superar el cambio de estación, es importante cuidar el sistema inmunitario. Algunas vitaminas son indispensables, como la vitamina D. Los estudios muestran que entre 8 y 9 de cada diez personas tienen una carencia de vitamina D durante la estación fría. En este artículo, descubrirás sus funciones, por qué es esencial para nuestro organismo, las cantidades recomendadas y, por último, dónde encontrarla.
La vitamina D es una vitamina liposoluble que se encuentra en dos formas: la vitamina D2 producida por las plantas y la vitamina D3 producida por los animales. Su particularidad es que la sintetiza el organismo, en la piel. También se conoce como la "vitamina del sol". Esto se debe a que el sol es la principal fuente de producción del organismo. La luz solar (concretamente los rayos UV-B) permiten al cuerpo producir vitamina D natural dentro de la piel. La reacción da lugar a la producción de provitamina D3 a partir del colesterol, que luego se convierte en vitamina D3 por el calor de los rayos solares. La transición al otoño, el cambio de hora y el mal tiempo influyen considerablemente en ello. Sin embargo, la vitamina D es esencial para nuestra salud y contribuye en particular a:
La principal fuente de vitamina D es su síntesis en la piel por la acción de la luz solar (80-90%). Estar al aire libre durante 20 minutos al día con la cara, los brazos o las piernas al descubierto suele ser suficiente para reponer la vitamina D. Durante la estación fría, el sol está mucho menos presente y los días son más cortos, por lo que nuestro cuerpo produce menos vitamina D y el riesgo de carencia aumenta. Según un informe de la Academia Francesa de Medicina (AMF), casi el 80% de la población occidental, e incluso la mayoría de las personas mayores, padecen una carencia de vitamina D. Sin embargo, esta vitamina es una de las más importantes para nuestro organismo.
La buena noticia es que la vitamina D también está presente en los alimentos. Algunos alimentos tienen un contenido importante de vitamina D, como:
En conclusión, el cambio de estación modifica y debilita nuestro sistema inmunitario. Para superar el cambio, nuestro cuerpo necesita nutrientes, especialmente vitamina D. Durante las estaciones más frías, es esencial escuchar a su cuerpo y controlar su estado general (fatiga, depresión, apetito, etc.). Un descenso en la forma puede deberse a una deficiencia de vitamina D. Para evaluar sus necesidades, puede ser aconsejable hacerse un análisis de sangre de vitamina D.
(1): Cuando se habla del estado de la vitamina D, se utilizan dos unidades para cuantificarla: la unidad internacional (UI) o el microgramo (μg). Un sable: 1 UI = 0,025 μg o 1 μg = 40 UI.